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A 240 años de la Revolución de Túpac Amaru y Micaela Bastidas

La Revolución de 1780 se expande con gran rapidez. Los Andes del Sur se incendian con mucha facilidad. Han sido tres siglos de opresión, despojo y explotación.

Durante la Revolución de 1780, se decretó el fin de la Mita.

Augusto Lostaunau Moscol
Revista Mariátegui
24/05/21

El 4 de noviembre de 1780 se produjo el acto político que dará inició a la Revolución dirigida por Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Y, con ese acto, empieza también la lucha por nuestra independencia. La captura del Corregidor español Antonio de Arriaga y Gurbista -su posterior ejecución cumpliendo una sentencia del Gobierno Revolucionario- y la liberación del su esclavo Oblitas, son actos que demuestran su rompimiento con las leyes que oprimían a las grandes mayorías de la colonia. Una autoridad colonial designada por el propio Rey de España fue ajusticiada por los abusos cometidos en nombre del poder colonial de su majestad. Igualmente, la libertad de un esclavo significó desconocer la legislación peninsular que reconocía la existencia de personas en calidad de cosas. Y con ello, se desconoce a la autoridad que dictó esas leyes. Ningún acto independentista se inicia con una carta romántica de perdón dirigida a los opresores: por el contrario, los pueblos del mundo se han liberado luego de realizar actos de confrontación manifiesta a los opresores y sus leyes. El incendio de los barcos ingleses en Boston y la Toma de la Bastilla así lo demuestran.

Los esposos Micaela Bastidas y Túpac Amaru formaron parte de la Nobleza Indígena Colonial. Eran descendientes directos -y por matrimonio- de la vieja casta noble cusqueña que gobernó el Imperio Incaico. Túpac Amaru fue educado según su condición social. En el Colegio de Caciques del Cusco fue entrenado para convertirse en esa bisagra que debía unir el mundo hispano con el mundo andino. Políglota letrado frente a miles de indígenas quechua hablantes y analfabetos en lengua de castilla. Por su cargo de Kuraka (Cacique) debía cumplir los requerimientos de mitayos para ser explotados hasta morir en minas y obrajes.

Además, fue uno de los mayores e importantes arrieros del sur andino peruano. Los bestias de carga llevaron mercaderías desde el puerto de El Callao hasta Buenos Aires. Por lo cual fue un acaudalado comerciante y transportista. Reconocido y respetado por su pasado y su presente.

La Revolución de 1780 se expande con gran rapidez. Los Andes del Sur se incendian con mucha facilidad. Han sido tres siglos de opresión, despojo y explotación. También han sido tres siglos de resistencia indígena, tanto militar como cultural. Las masas campesinas no han perdido su identidad. Y la idea de un pasado fabuloso cubre sus intereses de un retorno al pasado en el futuro. Es la visión del tiempo cíclico que existía en los Andes antes de la llegada de los occidentales.

Existen dos elementos que convierten la Revolución de 1780 en el acontecimiento político más importante de toda América. Túpac Amaru proclamó el fin de la esclavitud y la libertad inmediata de todos aquellos esclavos que se enrolen en los ejércitos revolucionarios. Así, las haciendas esclavistas sienten la presencia de los revolucionarios dentro de sus propios linderos, además, aumentó el temor de españoles y criollos explotadores de la mano de obra esclava.

De otro lado, las mujeres ocuparán un rol muy importante en el desarrollo de la lucha independentista. No fue solo Micaela Bastidas, también Tomasa Tito Condemayta (Cacica de Acos), Marcela Castro; Úrsula Pereda; Francisca Herrera; Catalina de Zalas y Pachacuti, Manuela Tito Condori; Margarita Condori; Ventura Monjarras; Antonia de Castro; Nocilasa Torres; Susana Aguirre; Antonia de Castro y Cecilia Túpac Amaru. Además, en el Alto Perú: Bartolina Sisa (Esposa de Julián Túpac Katari) y Gregoria Apaza. Incluso, 17 mujeres fueron sentenciadas al destierro perpetuo, entre ellas tenemos a: Andrea Cozcamaita; Santusa Castro; Paula Noguera; Bartola Escobedo y Santusa Canqui. Mientras que a 19 mujeres se les confiscó todos sus bienes, entre ellas están: Isidora Escobedo; Ascencia Castro; Dionisia Caguaytapa; Catalina Guancachoque; María Cruz Guamancoponga; Gloria Maique y Andrea Uscamanco.

Mientras otras grandes revoluciones del siglo XVIII no acabaron ni con el esclavismo ni con la sujeción de la mujer; por el contrario, Túpac Amaru acabó con estos grandes males sociales que sólo generan degradación y naturalizan la violencia cotidiana. En una sociedad racista y machista, Túpac Amaru es un personaje muy incómodo. Por ello, algunos historiadores siempre lo han atacado. No fue criollo de “abolengo hispano”. Por ello, han tratado de desprestigiar su imagen y legado.

En una sociedad racista y machista, Túpac Amaru es un personaje muy incómodo. Por ello, algunos historiadores siempre lo han atacado. No fue criollo de “abolengo hispano”. Por ello, han tratado de desprestigiar su imagen y legado.

Así mismo, durante la Revolución de 1780, se decretó el fin de la Mita. Esa forma de explotación que condenó a miles de indígenas a trabajar en forma gratuita y obligatoria, principalmente en las minas y los obrajes textiles. Eran llevados por miles a trabajar encadenados. Cientos de miles murieron. La Mita significó para España poder acumular millones de Pesos, siendo la base de su poderío económico en Europa. El fin de la Mita era acabar con la base del poderío económico del imperio madrileño. Miles de Mitayos se unieron a la Revolución. Conformaron los ejércitos liderados por esas mujeres valientes que dirigieron la guerra de independencia. Quienes pretenden desconocer estos hechos históricos, simplemente tienen una mirada conservadora e hispánica del proceso.

Para los ejércitos españoles fue un “desprestigio” ser vencidos por fuerzas revolucionarias campesinas, indígenas, quechua hablantes, dirigidos por mujeres. Son esos cuatro elementos que hace a los historiadores oligarcas y burgueses atacar -con financiamiento de los gobiernos de turno- atacar ferozmente la Revolución de Túpac Amaru. Su ideología racista, clasista y machista no les permite aceptar la verdad histórica que es objetiva y concreta.

Otro aspecto importante y destacable de la Revolución de 1780, fue su impacto continental. Producido el acto de ajusticiamiento del corregidor, la noticia se expandió por todos los pueblos de América. En todo el altiplano sureño, en los Andes argentinos, en los Llanos venezolanos, en el Paraguay, incluso en Haití, la figura de Túpac Amaru será reconocida como el Rey Inca. Se dirigió y peleó en su nombre y bajo su dirección. Incluso, luego de ser salvajemente asesinado, su figura seguía presente. Para servir de “escarmiento”, fue despedazado junto a sus familiares y líderes de la Revolución. Ese 18 de mayo de 1781, los españoles mostraron lo que verdaderamente es la “civilización y la cultura” que trajeron.

Hoy, 240 años después de iniciada la Revolución Independentista de 1780, los pueblos del Perú le rendimos un justo homenaje y tributo de reconocimiento a la pareja creadora del Perú: Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Los peruanos que nos sentimos descendientes del Imperio del Tawantinsuyu (creado por Manco Capac y Mama Ocllo), reconocemos que nuestra identidad se basa en esa dualidad semi divina que emerge para ordenar y liberar a los pueblos. La civilización andina sigue vigente. Corre por nuestras venas. Ya llevamos luchando 240 años por lograr una verdadera independencia que nos de la libertad. Celebramos con mucho orgullo ser descendientes de esos campesinos indígenas, quechua hablantes y mujeres valientes que dirigieron la guerra independentista.

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