Otra vez el pueblo cubano derrotó un complot subversivo dirigido desde La Florida.
Revista Mariátegui
20/03/24
A pesar que, en 62 años de bloqueo económico contra el pueblo cubano, el imperialismo de EE.UU. no ha logrado derrotar al gobierno socialista surgido desde la insurgencia contra la dictadura de Fulgencio Batista, tanto en las montañas de la Sierra Maestra como con el pueblo organizado en las ciudades. Esta política de hostigamiento de los diferentes gobiernos de los EE.UU. continúa.
El último intento fue el domingo 17 de marzo, la oposición terrorista que vive cómodamente en La Florida intentó aprovechar el descontento legítimo que surgió en la ciudad de Santiago, donde la población salió a reclamar por una mejor distribución de productos alimenticios y el funcionamiento del sistema eléctrico.
El objetivo de la gusanería, en el autoexilio, era atizar esta inconformidad de los cubanos para convertirlo en una ‘revuelta democrática ‘, sobre todo mediante las redes sociales, debido a que este forma parte de los golpes blandos que promueve EE.UU. los últimos años en todo el mundo, para sacar a gobiernos que no se someten a sus políticas o le son incómodos.
Parte del manual para cumplir este nuevo método de intentar derrocar a un Gobierno legítimo es: utilización de medios de difusión y comunicación electrónicos, teléfonos celulares y otros, para generar concentraciones rápidas y presencia inmediata de los medios internacionales.
Y se complementa con los grandes medios, que intentan construir una falsa realidad del país víctima de la ‘revuelta democrática’, presentando a la opinión pública mundial una situación de ingobernabilidad y caos.
Pero este fue un intento fallido más. Porque las principales autoridades políticas, gubernamentales y de los servicios, recorrieron todo el territorio de Santiago, escuchando y atendiendo las exigencias del pueblo.
En esa línea, desde la Redacción Colectiva de la Revista Mariátegui (Perú), rechazamos este intento de golpe blando y nos solidarizamos con el pueblo y el Gobierno de Cuba, que, a pesar de sus carencias económicas, de ser víctimas de la hostilidad del imperialismo norteamericano, siempre como parte de su internacionalismo socialista, se yergue como un faro de solidaridad con todos los pueblos del mundo.