Las economías dominantes presentarán una mayor desigualdad en su crecimiento.
Augusto Lostaunau Moscol
Revista Mariátegui
11/07/21
Mientras los medios de comunicación presentan imágenes desgarradoras de la realidad hospitalaria en nuestro país; mientras los científicos sociales y los filósofos debaten sobre el carácter de la sociedad post pandemia; mientras los empresarios aprovechan de las necesidades de millones de personas para amasar gigantes fortunas; mientras el gobierno peruano se encuentra en medio de una fuerte crisis política producto de los intereses de diferentes grupos económicos que controlan el Consejo de Ministros y el Congreso de la República; mientras miles de peruanos arriesgan sus vidas –todos los días- para poder llevar 100 soles a sus casas; el debate sobre cómo debe ser la economía y quién debe controlar el mercado mundial se realiza entre funcionarios de las instituciones financieras mundiales. Es a ellos a quienes debemos prestar atención de manera urgente.
Mohamed A. El-Erian, se pregunta:
“Qué le deparará el futuro a la economía mundial? Actualmente la respuesta más probable, desafortunadamente, es menor crecimiento, mayor desigualdad, mercados distorsionados y aumento de los riesgos financieros. Pero este no es un resultado inevitable. Con cambios oportunos en el paradigma de las políticas, sus responsables pueden preparar el terreno para una economía más dinámica, inclusiva y resiliente”.
El panorama económico mundial post pandemia que nos presenta el creador del concepto “Nueva Normalidad” es desalentador. Como si fuesen los cuatro jinetes del apocalipsis, nos dice que las cuatro características son: a) menor crecimiento; b) mayor desigualdad; c) mercados distorsionados; y, d) aumento de los riesgos financieros.
El menor crecimiento económico es consecuencia directa de los estados de emergencia y cuarentenas declaradas por la gran mayoría de los gobiernos del planeta con el afán de evitar el contagio masivo de sus ciudadanos y, por lo tanto, la crisis sanitaria producto del colapso de sus sistemas de salud. Vale decir, la gran mayoría de los gobiernos del mundo, han aceptado –de manera implícita- que no estaban preparados para enfrentar una situación de crisis como la que nos encontramos atravesando. Y, si bien es cierto, como muchos analistas y comentaristas ya lo han indicado, que el porcentaje de fallecidos por la pandemia es históricamente muy reducido frente a otras enfermedades que actualmente azotan a la humanidad, la rapidez del contagio y el peligro de muerte inmediata –en pocos días- es mucho mayor. Por ello que, los gobiernos decidieron medidas de encierro social. Aquellos que en un principio no lo hicieron, hoy ocupan los primeros lugares en contagio y mortandad.
Claro que, debemos indicar que para el caso peruano esto es casi exacto en un 50% ya que, al carecer el país de un sistema de salud –por casi 200 años- era más que obvio que la emergencia determinaría el colapso de nuestros hospitales y postas que cuentan con un ridículo presupuesto anual.
Entonces, debemos indicar que, cada vez que la pandemia vaya cediendo en su intensidad de contagio y mortandad, los gobiernos iniciarán con sus políticas de reactivación económica con el objetivo de elevar su productividad y consumo. Realizar una política de reactivación económica en medio de la pandemia es, simplemente, condenar a millones de personas al contagio y la posible muerte; o, también, buscar favorecer sólo a los grandes empresarios, muchos de los cuales, no tuvieron que detener sus actividades –Bancos, Farmacias, sector Educación particular, etc.- y han sido beneficiados con importantes sumas de dinero del sector público. En el Perú, el dinero del sector público ha servido para beneficiar al sector privado sin obtener nada a cambio.
Cuando Mohamed A. El-Erian plantea una mayor desigualdad, no hace referencia a una desigualdad social o algo parecido, a los economistas que defienden el modelo y el sistema lo social es lo menos importante. Lo que pretende hacer notar es que, las economías dominantes presentarán una mayor desigualdad en su crecimiento, iniciándose una suerte de III Guerra Mundial Comercial. Sólo China y los Estados Unidos de América tienen la suficiente capacidad económica y productiva para buscar liderar la “recuperación económica mundial post pandemia”. Incluso, tienen hasta capacidad de endeudamiento, lo cual será muy importante para muchas economías de las naciones europeas. La capacidad de poder conseguir millonarios préstamos a largo plazo y bajos intereses. Para ello, se hace necesario que los organismos financieros mundiales entreguen préstamos a corto plazo y altos intereses a las llamadas economías emergentes. Para dicho objetivo, los organismos financieros cuentan con Presidentes aliados y ministerios de economía dispuestos a endeudar al país
De esta manera –y como es usual en la historia económica mundial- las sociedades pobres y más pobres pagarán los beneficios de las sociedades con mayor poder adquisitivo. Post pandemia, el peligro de una ola gigantesca de migrantes se acerca a las costas de los países con mayor producción. Millones entrarán. Bajo estas circunstancias son muy necesarios. Deben reemplazar la mano de obra que murió con la crisis sanitaria. Además, migrantes, ilegales y sin derechos laborales, son la mano de obra que el sistema necesita para producir mayor plusvalía. Y, en los países que han privatizado –o casi privatizado- toda su producción, las empresas de los grandes economías podrán adquirir –y concentrar- un mayor número de empresas locales. Entonces, al no tener la posibilidad de tener migrantes ilegales, se procederá a una “flexibilización laboral”; mientras que, en otros casos, serán los mismos empresarios –incluidos los propietarios de los medios de comunicación- que alentarán las migraciones de los países con “dictadores”, logrando –de esta forma- contar con todo un ejército de reserva dispuesto a trabajar sin derechos laborales.
Y, lo mejor que les puede suceder, es arribar a un país donde se presenten todas estas condiciones: Un Presidente aliado de los empresarios y los organismos financieros internacionales; un ministerio de economía dispuesto a endeudar al país con altos intereses; la “flexibilización laboral”; nulos derechos laborales; y, una masa de inmigrantes dispuestos a trabajar por cualquier precio. Para los inversionistas, será el paraíso; para los trabajadores será el infierno.
Los mercados distorsionados se harán presentes en la economía post pandemia. Las mayores economías del mundo, son producto de una fuerte intervención del Estado. Países como China o los Estados Unidos de América, cuentan con gobiernos que intervienen directamente en la producción y circulación económica. Fijan niveles de producción; cuentan con tasas arancelarias bajo el pensamiento proteccionista; eliminan competidores con altos impuestos; y, sobre todo, protegen a los productores locales. Por el contrario, aquellos países donde el Estado no puede ejercer ningún control sobre la producción y la circulación económica, serán los más perjudicados. Mientras los productos chinos o estadounidenses seguirán invadiendo el mercado mundial; los productos de estos países con Estados invisibles se verán cada vez más arrinconados. Con esto, viviremos una nueva época de proteccionismos, los cuales serán diferentes a los que aplicó el mercantilismo o el capitalismo en su etapa auroral; pero, tendrán elementos comunes a los anteriores, lo cual los hace mucho más peligrosos a las economías emergentes.
Mientras que, existirán mayores riesgos financieros para los llamados inversionistas. Entonces, para convertirse en un país que “atrae” inversiones, los gobiernos tendrán que permitir una serie de beneficios. Así, bajarán o eliminarán los impuestos. Se eliminará cualquier norma de protección del medio ambiente. No se cumplirán con los Tratados Internacionales que protegen los Derechos Humanos o los Derechos Laborales. Se reprimirá a las organizaciones sociales que aquellos sectores afectados por las nuevas medidas aperturistas. Se necesita de un ex militar como Primer Ministro que, en una mano tenga los Decretos de Emergencia y, en la otra mano tenga las armas. Entonces, el primer escollo que deben vencer es la posible oposición existente en el Poder Legislativo. Para ello, los que se opongan, serán desacreditados. Cierto es que, en el Congreso de la República del Perú, existen personajes ligados a intereses particulares que se han visto perjudicados con el cumplimiento de normas de calidad, licenciamiento y acreditación. Pero, ellos son el motivo (una suerte de tonto útil) que necesita el régimen para imponer una política de represión masiva. Vale decir, su presencia en el Congreso de la República ha resultado favorable y muy positiva para los que buscan imponer la “Nueva Normalidad”.
Y, este panorama –por ahora- no tiene final. En el horizonte no se vislumbran los rayos de ningún astro. El-Erian ha indicado que:
“El daño económico causado por la crisis del Covid-19 en el segundo trimestre de 2020 es aún peor de lo esperado: la actividad económica se desplomó, aumentó la desigualdad y los desconectados mercados financieros se distanciaron aún más de la realidad económica. Además, sin una vacuna, el camino para salir de la pandemia y de la crisis económica asociada continúa siendo profundamente incierto”.
Nos encontramos iniciando el segundo semestre del 2020, y con una pandemia que todavía no cuenta con una posible cura. Los intentos para una vacuna que se desarrollan en universidades e industrias del sistema capitalista, lo único que buscan en colocar un producto en el mercado. Mejor dicho, la salud de millones de seres humanos es un buen motivo para conseguir miles de millones de dólares en sus cuentas bancarias. De otro lado, los esfuerzos que hacen las universidades de países como Cuba, por lograr una vacuna que será entregada al mundo sin ningún pago, son bloqueados desde el imperio, utilizando para ellos a sus medios de comunicación expertos en desinformar, distorsionar y desacreditar. Incluso, esta máquina de sabotear los Derechos Humanos ha llegado a las redes sociales con memes donde sostienen que el avance cubano en salud es sólo publicidad. Eso nos traduce que, las grandes empresas ven los avances que Cuba –un país pobre y con bajos ingresos económicos- como el mayor peligro para sus intereses. ¿Sabrán los miles de jóvenes que comparten esos memes que ellos también son sólo cifras para las grandes empresas?
Mohamed A. El-Erian advierte que:
“Las instituciones económicas internacionales líderes en el mundo el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y el Banco Mundial nos advierten ahora que pueden ser necesarios al menos dos años para que la economía mundial recupere el terreno perdido frente al Covid-19. Si las principales economías enfrentan oleadas adicionales de contagios, la recuperación amenaza con prolongarse incluso más”.
Para los dos próximos años (2021 y 2022), el objetivo del FMI, el BM y la OCDE, será impulsar paquetes de reformar económicas que favorezcan a las economías más productivas y a sus empresas. Mientras millones de seres humanos seguirán aterrados de salir a las calles y bien entretenidos con las Olimpiadas de Tokio (2021) y el Mundial de Futbol Masculino Qatar (2022), estos paquetes de “reactivación productiva y económica” se convertirán en el arma legal más importante para construir el tercer piso del edificio neoliberal.
No cabe duda que quienes controlan el modelo económico y son los principales beneficiados del sistema actual, van a utilizar la pandemia para lograr todos sus objetivos. Lo mejor de ello es que han transparentado al máximo sus verdaderos y reales intereses. La vida humana no les interesa. Y, si es la vida de millones de pobres y más pobres, simplemente son “cifras” que se “calculan” en alguna universidad del imperio. Esas mismas universidades donde miles sueñan estudiar y convertirse luego, en agentes del sistema. Y, quizás, conseguir un puesto de ministro de economía.
La receta ambigua que presenta El-Erian es:
“Las políticas oportunas y bien diseñadas en favor del crecimiento podrían acelerar estos plazos, aumentando el alcance y la sostenibilidad de la recuperación. Esto no solo implica más asistencia en el corto plazo, sino también un mayor énfasis en medidas con miras a futuro que promuevan la productividad, reduzcan la inseguridad económica de los hogares, alineen mejor los impulsos nacionales e internacionales al crecimiento, y contrarresten la creciente y peligrosa desconexión entre el sistema financiero y la economía real”.
Una receta que sólo llevará a la muerte a las economías menos desarrolladas. A las economías como la peruana. Populismo, asistencialismo e instrumentalización de la pobreza. Algo en que nuestros gobiernos neoliberales de los últimos 30 años son especialistas. E, incluso, pueden dar cátedra a nivel mundial. No cabe duda que el peor enemigo que tiene el Perú, son sus propios gobernantes.