La naciente producción industrial engendró a una clase burguesa que proyecta sus negocios –y ganancias- más allá de las áreas que controla.
Augusto Lostaunau Moscol
Revista Mariátegui
01/06/21
Friedrich o Federico Engels, nació en la localidad de Barmen-Elberfeld –actualmente Wuppertald-, ubicada en la región de Renania, Prusia (actualmente Alemania), el 28 de noviembre de 1820. En el seno de una familia propietaria de fábricas textiles, católica y conservadoramente prusiana. Fue durante su estadía como alumno en la Universidad de Berlín (1841-1842) que se acercó primero a los Hegelianos de Izquierda, luego al Movimiento de la Joven Alemania y, posteriormente, a los Movimientos Revolucionario (Comunistas) de su época.
Su familia lo envió a Inglaterra para dirigir los negocios familiares afincados en la isla. Aprovechó su estancia para conocer –en forma directa- la situación real y concreta de las masas de obreros en las principales ciudades inglesas. Logró entender el origen y desarrollo de la clase obrera.
En 1844 entabló amistad con Karl Marx y conoció su propuesta metodológica para analizar e interpretar la realidad social de manera objetiva. Junto a Marx publicó La Sagrada Familia (1844). Un año después, Engels entregó a las ciencias sociales su libro La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, producto de sus observaciones y del desarrollo teórico metodológico junto a Marx.
En su trabajo de 1845, sostiene que:
“La historia de la clase obrera en Inglaterra comienza en la segunda mitad del siglo pasado, con la invención de la máquina de vapor y las máquinas destinadas a trabajar el algodón. Es sabido que estas invenciones desencadenaron una revolución industrial que, simultáneamente, transformó la sociedad burguesa en su conjunto y cuya importancia en la historia del mundo apenas ahora comienza a comprenderse”.
Como hemos anotado en un texto anterior, la denominada Revolución Industrial no se produjo para “nivelar la producción frente a la demanda”; por el contrario, aceleró y aumentó la producción a niveles inimaginados para su época, creando la necesidad de nuevos mercados más allá de las fronteras –o de las colonias-. La naciente producción industrial engendró a una clase burguesa que proyecta sus negocios –y ganancias- más allá de las áreas que controla; además, también dio nacimiento a la clase obrera, que en un principio se encontraba confinada a las cuatro paredes de la fábrica y del reducido hogar. Con el maquinismo, el proceso productivo se transformó significativamente. Y, en dicha transformación, apareció una nueva clase social: los obreros.
Metodológicamente, Engels propone que:
“El orden en el cual examinaremos las diferentes categorías del proletariado emana directamente de la historia de su génesis, que acabamos de esbozar. Los primeros proletarios pertenecían a la industria y fueron directamente engendrados por ella; los obreros industriales, aquellos que se ocupan de trabajar las materias primas, serán objeto en primer lugar de nuestra atención”.
Este planteamiento, tiene las bases de la metodología del materialismo histórico y dialéctico. El estudio y conocimiento de una realidad dada, se debe realizar desde el proceso histórico propio de dicha realidad. El devenir histórico como principal elemento formativo. Por ello, Engels sostiene que:
“La producción del material, de las materias primas y de los combustibles no devino verdaderamente importante sino después de la revolución industrial y pudo así dar nacimiento a un nuevo proletariado industrial: los obreros de las minas de carbón y de las minas metalíferas”.
No confundir y creer que este es un proceso mecánico de causa-efecto; por el contrario, existe una variable que debe intervenir para que se produzca la nueva realidad. En el caso estudiado por Federico Engels, esa variable es la Revolución Industrial. Mejor dicho, no es la existencia de materias primas y fuentes energéticas lo que origina el nacimiento de la clase obrera; tampoco lo es simplemente el desarrollo del maquinismo: Ambos elementos son muy importantes, más no necesariamente determinantes. Lo que determina finalmente el surgimiento de la clase obrera, es el afán por parte de la burguesía de tener una mayor producción de materias primas, transformarlas y derivar el producto al mercado. En ese proceso encontramos, el principio de propiedad privada sobre las materias primas y fuentes energéticas; la Revolución Industrial (extracción y transformación de las materias primas) y la clase obrera (seres humanos trabajando en la extracción y en la transformación a cambio de un salario). Por ello, el destino histórico de la burguesía se encuentra íntimamente ligado al de la clase obrera. Lo cual genera las contradicciones antagónicas.
Para Engels:
“La rebelión de los obreros contra la burguesía comenzó poco después de los comienzos del desarrollo de la industria y a través de varias fases..La primera forma, la más brutal y la más estéril, que revistió esa rebelión fue el crimen. El obrero vivía en la miseria y la indigencia y veía que otros tenían mejor suerte. Su razón no llegaba a comprender por qué, precisamente él, debía sufrir en esas condiciones, mientras que hacía mucho más por la sociedad que el rico ocioso. La necesidad venció además el respeto innato hacia la propiedad -se puso a robar…Pero pronto los obreros se convencieron de la inutilidad de ese método. Por sus robos, los delincuentes no podían protestar contra la sociedad sino aisladamente, individualmente; todo el poderío de la sociedad caía sobre cada individuo y lo aplastaba con su enorme superioridad”.
La idea y la legalidad de la propiedad privada no nacieron en el sistema capitalista. Es un rezago desde el esclavismo y el feudalismo. Un rezago favorable para el sistema que nacía y la nueva clase social detentora del poder, por ello, no fue abolido. Por el contrario, la burguesía reforzó la idea de propiedad uniéndola a la idea de libertad. Entonces, a la libertad de elegir a sus gobernantes, se unió la libertad de poseer bienes materiales y no materiales. Como ya era una forma de pensamiento extendida y asimilada por todos los sectores y clases sociales existentes, el robo y la delincuencia no eran vistos con buenos ojos por la sociedad en general. Y, la idea del bandolero social sólo funciona donde la víctima del robo es rechazado por la mayoría de la sociedad por considerarlo corrupto o abusivo. Y, no necesariamente, la sociedad rechaza a los propietarios de minas o fábricas. En muchas oportunidades son percibidos como individuos que favorecen el desarrollo local.
Pero, el factor trabajo sí jugó un rol muy importante en la consolidación de una contradicción antagónica. Engels planteó que:
“La clase obrera no comenzó a oponerse a la burguesía sino cuando resistió violentamente la introducción de las máquinas, como fue el caso muy al principio del movimiento industrial. Los primeros inventores, Arkwright, etc., fueron primeramente perseguidos de esa manera y sus máquinas destrozadas; más tarde tuvieron lugar numerosas rebeliones contra las máquinas, y éstas se desarrollaron casi exactamente como los motines de los impresores de Bohemia en junio de 1844; las fábricas fueron demolidas junto con las máquinas”.
El Ludismo, fue el movimiento de los obreros que pretendieron enfrentar la pérdida de trabajo a consecuencia de la introducción masiva de la máquina en el proceso productivo. Sostenían que eran las máquinas las que le quitaban a los seres humanos el derecho a trabajar y conseguir un salario. No sólo se observó ludismo en Inglaterra; en todos los países del mundo, una etapa del surgimiento del movimiento obrero se vincula a esta forma de protesta. Incluso, no sólo se destruyó la maquina, muchas veces se atacó al fabricante de las máquinas y, en otros casos, el ludismo se extendió a las importaciones de bienes que ingresaban a mercados donde originaban despidos y desocupación. Engels afirmó que:
“También esta forma de oposición no era sino aislada, y no apuntaba más que a un solo aspecto del régimen actual. Una vez logrado el fin inmediato, el poderío de la sociedad se descargaba con toda su violencia sobre los delincuentes sin defensa y los castigaba a su antojo, mientras que a pesar de todo se introducían las máquinas. Era necesaria hallar una nueva forma de oposición”.
Entonces, era necesario crear una organización que agrupe a todos los trabajadores de una fábrica o de una ciudad. Van surgiendo las primeras ideas sindicalistas, que en algunos casos ya estaban desarrolladas por los primeros anarquistas. En el caso de Inglaterra, Engels reconoció que:
“En este punto es cuando una ley aprobada por el antiguo y oligárquico parlamento tory, antes de su reforma, resultó de gran ayuda. Esa ley jamás hubiera sido aprobada por la Cámara de los Comunes cuando, más tarde, la oposición entre la burguesía y el proletariado fue legalmente sancionada por la ley de reforma, convirtiéndose de ese modo la burguesía en la clase dominante. Dicha ley, votada en 1824, anuló todas las legislaciones mediante las cuales se prohibía hasta entonces a los obreros asociarse para la defensa de sus intereses”.
Cuando la propia burguesía, en el afán de consolidar su poder político y económico frente a cualquier intento de resucitar algún modelo de gobierno anterior, extendió la libertad de asociarse a los propios obreros. Inmediatamente, anota Engels que:
“En todas las ramas industriales se constituyeron asociaciones parecidas (trade-unions) con la intención manifiesta de proteger al obrero aislado contra la tiranía y la incuria de la burguesía. Sus fines eran los de fijar el salario, y negociar en «masa», como fuerza, con los patronos, regular el salario en función del beneficio del patrono, obtener aumento cuando el momento era propicio, y mantenerlo al mismo nivel por todas partes para cada tipo de oficio.
La clase obrera se opuso a la burguesía cuando resistió violentamente la introducción de las máquinas.
Dichas uniones obreras negociaran con los capitalistas la creación de una escala de salarios que sería observada en todas partes, y rehusaban trabajar para un patrono que no la aceptara. Además, su propósito era el de mantener siempre activa la demanda de obreros, limitando la contratación de aprendices, lo que impedía que se redujeran los salarios; luchar lo más posible contra las solapadas reducciones de salarios que intentaban los industriales mediante la introducción de nuevas máquinas, herramientas, etc.; y por último, ayudar a los obreros sin trabajo mediante asignaciones en efectivo”
La clase obrera supo aprovechar los elementos legales que la propia burguesía le había concedido. Entendió que la legalidad de su organización y de sus demandas, le permitiría crecer como clase social. Además, jamás debemos olvidar que la clase obrera no está conformada únicamente por individuos provenientes de los sectores sociales con menos recursos. O sólo por sectores artesanales que se proletarizaron. En la clase obrera también encontramos sectores desclasados. Aquellos cuyo origen social lo encontramos al interior de las clases dominantes; pero que, por algún motivo, perdieron su poder económico y se incorporaron a las clases asalariadas. Muchos intelectuales y artistas sin herencia familiar. Así que, al interior del movimiento obrero existe un debate político e ideológico permanente. Jamás será homogéneo.
Y, finalmente, Engels reconoce el surgimiento de la forma de lucha más expandida y desarrollada en Inglaterra: El Cartismo:
“La ley propuesta por el proletariado es la Carta del Pueblo (People’s Charter) que en su forma es puramente política y exige para la Cámara de las Comunes una base democrática. El cartismo es la forma condensada de la oposición a la burguesía. En los sindicatos y turnouts, esta oposición siempre permanecía aislada, eran los obreros individuales o secciones de obreros que, luchaban contra burgueses individuales; si el combate se hacía general, esa era apenas82 la intención de los obreros y cuando había intención, el cartismo era lo que se hallaba en la base de esa generalización. Pero en el cartismo es toda la clase obrera la que se levanta contra la burguesía – particularmente contra su poder político- y la que asalta la muralla legal de la cual se ha rodeado. El cartismo nació del partido democrático que se desarrolló de los años 80 a 90 del siglo pasado, a la vez con y dentro del proletariado, se reforzó, durante la revolución francesa, y se manifestó desde la paz como partido radical, teniendo por entonces su feudo principal en Birmingham y Manchester, como lo tuvo antes en Londres. Al aliarse con la burguesía liberal, logró arrancar a la oligarquía del antiguo Parlamento la ley de Reforma, y desde entonces ha consolidado constantemente sus posiciones de partido obrero frente a la burguesía”.
Federico Engels murió en Londres (Reino Unido), el 5 de agosto de 1895. A los 74 años de edad. Junto a su amigo Karl Marx dejaron la obra más importante realizada por el ser humano para entender al propio ser humano.
A 200 años de su natalicio y 125 años de su muerte, mucho de lo que escribió goza de vigencia plena.